lunes, 11 de junio de 2012

Patronos de Cádiz (II): La Virgen del Rosario

Si en la anterior entrada hablé de cómo se ha ido perdiendo la devoción por los Patronos San Servando y San Germán, el caso de la Virgen del Rosario es totalmente opuesto.

La Patrona de Cádiz es una de las Vírgenes con más devoción en Cádiz (junto con la Virgen del Carmen y la de la Palma). Todos los 7 de Octubre y los días de Corpus Christi (las dos veces que sale al año) las calles están llenas de gente para verla. En mi caso, puedo contar con los dedos de una mano las veces que he faltado a su procesión.


Además de esto, existe la tradición de que varios días antes de su fecha, los gaditanos, y sobre todo los niños, hagan ofrendas de nardos en Santo Domingo, que es la iglesia donde está. Esas mismas flores serán las que lleve adornando el paso.

Pero esta veneración viene de siglos atrás. Ya en el siglo XVI se fundó la llamada "Hermandad de los Morenos", integrada por los esclavos negros, y que tenían capilla propia, la entonces Ermita del Rosario, hoy parroquia del mismo nombre. Aquella primitiva imagen recibió numerosas vejaciones en el saqueo anglo-holandés de la ciudad en 1590 y al final fue arrojada a un barranco (conocido en Cádiz como El Boquete) donde hoy se encuentra el Convento de Santo Domingo, donde, como mencioné arriba, recibe culto.

Con la llegada de los frailes dominicos y la fundación del Convento, se trasladó la nueva imagen en 1636; y la devoción por ella crece.

La intervención milagrosa de la Virgen en las epidemias de 1681 y 1730, y más tarde en 1755, cuando el terremoto que arrasó Lisboa y la costa atlántica de España provocó un maremoto, y los gaditanos fueron a Santo Domingo para que los frailes sacaran a la Virgen para parar el mar, motivó que el Ayuntamiento de la ciudad la nombrara Patrona y Protectora días después.


Desgraciadamente, esta imagen se perdió en el incendio del Convento del 11 de Mayo de 1931. Los dominicos sólo pudieron salvar el Cuerpo de Cristo, las manos de la Virgen y al Niño. En 1933 se hizo otra imagen, en los talleres de Félix Granda, pero esa imagen no gustó a sus devotos, que la llamaron "la rubia de Granda" por el color de sus cabellos y sus ojos azules.


En 1943 se retiró del culto y se encargó una nueva imagen a Fernández Andes, cuyos rasgos se parecen a la desaparecida en el incendio.






El 4 de Mayo de 1947 se la corona canónicamente (y cuentan las crónicas que no ha habido día más esplendoroso en la ciudad) y en Mayo de 1967 el Ayuntamiento la proclama Alcaldesa Perpetua de la Ciudad. Como curiosidad, también tiene honores de Capitán General, concedidos por los marinos, que la tienen por Patrona de la Armada Española desde la victoria de Lepanto (7 octubre de 1571).

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